martes, 20 de febrero de 2007

Reflexiones

Después de varios meses de obra y de haber tenido ya varias experiencias (de todo tipo) en este mundillo, he llegado a alguna conclusión que os quiero transmitir para que lo tengáis en cuenta a la hora de hacer una casa.

1. Sí sois una persona con un carácter tranquilo, pacífico, comprensivo, generoso con los demás ... sufriréis una transformación absoluta, os volveréis todo lo contrario, la tranquilidad desaparecerá de vuestra vida, la guerra de Irak no será nada comparada con vuestro campo de batalla particular, la incomprensión de no saber porque hacen las cosas mal será diaria y os volveréis unos tacaños de primera (esto más que nada por la hipoteca que estaréis pagando).

Pero por favor no llegar nunca a estos extremos.

""Un hombre muere tras una pelea con el albañil que hacía obras en su casa":
El propietario agredió al obrero con un martillo y luego se tiró por una ventana del hospital donde había sido ingresado."
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2. Antes de empezar llenar el botiquín de Tranquimazín y haloperidol, LO NECESTAREIS os lo aseguro.

3. Hay dos preguntas que ningún albañil sabe contestar a ciencia cierta:

1- ¿Y esto cuánto va a costar?
2- ¿Cuánto van a durar las obras?

Yo debería saberlo ya después de varios meses de picos y palas, pero uno nunca está preparado para las respuestas evasivas a las preguntas obvias. Los albañiles son tíos listos y por eso, como dice un amigo mío, saben hacer perfectamente 'el trabajo del tonto'. Cuanto más tonto, mejor. La capacidad de un albañil para engañarte es directamente proporcional a la cara de 'no comprendo' que ponga y a lo abierta que tenga la boca mientras tú le explicas algo. Si encima acompaña su atención con interjecciones del tipo: "¿Eeein?", entonces échate a temblar: clavada fija, of course.

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